Bueno, por fin tengo un rato para ponerme a escribir un poco.
Impartido por el fotógrafo de moda Pere Larrégula (en la foto de la izquierda, con una carta de gris neutro), un barcelonés de acento muy divertido, el curso estaba organizado por
canonistas.com, que es una página web de aficionados a las cámaras de Canon, entre los que me encuentro. Surgió la oportunidad, y mira, fuí de cabeza para allá.
Los contenidos teóricos que trabajamos fueron el trabajo con modelos, los parámetros más importantes en una cámara réflex en lo que tiene que ver con fotografía de modelos, y la forma en la que debe ser trabajada la iluminación en un estudio de fotografía.
En esta fotografía, Lena está iluminada
con un esquema clásico de fotografía de moda,
un foco frontal con softbox, y dos focos, uno de
tres cuartos y otro lateral.
El primer día dimos la clase teórica, en un sitio que se llama “Aula Center”, que está en la zona de Rubén Darío. En la clase estuvimos viendo algunos conceptos teóricos. Me sorprendió la complejidad de los mismos, que en muchos momentos parecían más una clase de matemáticas que otra cosa. Aprendimos cómo medir la cantidad de luz, enfatizando especialmente en la
“Ley inversa del cuadrado de las distancias”, cuya función aplicada a la fotografía consiste en saber calcular cual es la caida de la luz, dada una fuente. También estuvimos estudiando la configuración de la cámara más adecuada en estudio. Normalmente se tira a 1/200, dado que la luz de los flashes es suficiente para congelar la imagen, con lo que no es necesario disparar más deprisa. El número f más adecuado, dependiendo del objetivo, que suele rondar el f9, dado que menos número f implica viñeteo y una profunidad de campo demasiado pequeña, y un número f demasiado alto, hace que la luz rebote dentro del objetivo y cree aberraciones lumínicas. Hablando de la profundidad de campo, estudiamos cómo calcular exactamente la cantidad de motivo enfocado dependiendo de la profundidad de campo, del tipo de cámara, etc. El enfoque preciso es prácticamente lo más importante de cara a que una fotografía sea utilizable, una fotografía con un “foco blando” es directamente inutilizable. El enfoque siempre se hace en los ojos de la modelo, salvo casos especiales, en los que hay que buscar puntos de enfoque neutros.
En esta fotografía, Sara está iluminada con un esquema
de luz "tipo Rembrandt", esto es, un foco a tres cuartos
frontal por su izquierda, y otro a tres cuartos trasero
por su derecha, con una relación de 1:4 de potencia.
Podría seguir escribiendo dos horas, o tres, pero vamos, yo creo que más o menos ya véis por donde van los tiros. El resto de la clase teórica la dedicamos a ver diferentes esquemas de iluminación y a ver diferentes tipos de bombillas. Y terminamos estudiando cómo hablar con una modelo, como trabajar para ganarte su confianza, y cómo formular un contrato que nos autorice a utilizar las imágenes obtenidas. Realmente muy completo, y claro, salimos todos asustados, porque al día siguiente nos íbamos a morir de la comlejidad.
Al día siguiente fuímos todos para el barrio de La Latina, al ladito de Puerta de Toledo, y en la parte de atrás de Fotocasión, una de las mejores tiendas de fotografía de Madrid. Al poco rato entramos en el estudio, era un poco feucho, pero muy amplio. Habían montado un pequeño set, con un plástico mate blanco que caía desde el techo y llegaba al suelo, no doblado en ángulo recto, sino con una curvatura que haría que el horizonte desapareciera una vez hiciéramos la foto.
Existen dos tipos de iluminación (básicamente) en fotografía, la que da luz de forma constante, y la que da luz de golpe. En cine se suele utilizar la primera, pero en fotografía normalmente se utiliza la segunda, que es capaz de dar una cantidad brutal de luz (de miles de vatios) durante un periodo de tiempo muy corto. Nosotros trabajamos con luces de tipo flash, que sincronizaban a 1/200 de segundo con el obturador de la cámara. Es muy difícil trabajar con luz que no ves, y para poder hacerte una idea de cómo va a ser más o menos la iluminación, se utiliza una luz que se llama de modelado, que no es más que un foco de tungsteno que te orienta de cómo va a ser más o menos la luz.
Aparecen entonces dos problemas. El primero es medir la cantidad de luz que da cada uno de los focos, así como calcular la pérdida de luz (por ejemplo entre el objeto y el fondo) y calcular también las zonas en las que luz se solapa (en estas zonas hay más luz). No solo esto, sino que además hay que calcular una temperatura del color adecuada, dado que la luz de tungsteno es diferente a la luz de los flashes.
Se siguen entonces los siguientes pasos. Lo primero que se hace es elegir el esquema que vas a utilizar. Nosotros, por ejemplo, empezamos probando un esquema de luz muy sencillo, que consistía en un foco orientado en tres cuartos, y un foco esclavo lateral, con un ratio de luz 1:4.
Una vez elegido el esquema, con el fotómetro (que en la clase teórica aprendimos a utilizar y que es una herramienta indispensable en este tipo de fotografía) hacíamos una medición de la luz, y pasábamos los parámetros a la cámara. Evidentemente, movíamos los flashes adelante y atrás hasta encontrar el resultado deseado, en el que la modelo y el fondo estaban razonablemente bien iluminados. Una vez hecho esto, hacíamos una foto a un compañero que sostenía una carta de gris neutro (es decir, un gris del 18%) que sirve para calibrar la luz con una precisión alta. Normalmente los flashes dan una luz de
5.300 kelvin poco más o menos. Una vez preparado todo, y con la cámara bien cogida (tiene tela el asunto, además, en este tipo de foto hay tanta luz que no hace falta el trípode para nada, con lo que te puedes mover como quieras para encontrar los mejores ángulos) entraba en escena la modelo. Esta parte es muy divertida, porque tú le tienes que decir lo que quieres que haga, y entra en juego la parte psicológica, ella tiene que estar a gusto y tranquila, sino jamás será capaz de conseguir lo que tú como fotógrafo buscas.
Carina posa con un esquema de iluminación que se compone
de un foco "Beauty" (con una gran campana blanca que dispersa
la luz eliminando imperfecciones), un foco de efectos que le realza
el pelo destacándolo sobre el fondo, y un tercer foco que ilumina el fondo.
A partir de este momento, lo que hicimos fue hacer muchas fotos, y probar diferentes esquemas e iluminación, con luces duras, luces blandas, iluminaciones más frontales, e incluso luces de efecto (se trata de una luz trasera con la que realzas los brillos del pelo, de la ropa, o lo que tú quieras).
Al día siguiente cambiamos de estudio, fuimos a uno que estaba muy cerquita, y que tenía dos zonas de trabajo, una con un fondo negro y un esquema de iluminación similar al del día anterior, y otra zona con un exterior en la que entraba luz de día. En este último esquema de iluminación nos pasamos trabajando casi toda la mañana, con una softbox de dos metros de alto, colocada a 7 metros de la modelo, los resultados resultaron espectaculares.
En resumen, el curso fué complejo y de un nivel técnico que para mí fué bastante elevado. Conocimos herramientas que normalmente solo suelen utilizar los profesionales, y tuvimos ocasión de probar algunos equipos impresionantes (yo pude probar la “21”, es decir, la Canon EOS 1ds Mark III del profe, con un objetivo 70-200 2.8 estabilizado). Aunque este tipo de fotografía yo la estudié en la universidad, lo hice solo por encima, y nunca había tenido ocasión de profundizar un poco en el tema, así que me quedé realmente encantado con los conocimientos adquiridos. Y como es habitual en este tipo de cursos, también me quedé encantado con toda la gente con la que pude trabajar, todos los compañeros del curso eran unos máquinas, y eran todos majísimos, con lo que además de compartir una pasión que todos teníamos, pudimos hacer contactos y conocer gente que me pareció realmente genial.
Yo creo que Lena acabó un poco harta de tener a 15
personas sacándole fotos como posesas...
Y eso fue todo,. Ahora ya me he apuntado al curso de fotografía de desnudos, y estoy deseando que llegue el día 12 de Diciembre para irme con mi chiquitina (qué triste, mi cámara era la más poca cosa de todas... al menos luego las fotos daban el pego, pero las EOS 5d mark II que había por allí me mataron del todo...) y aprender como iluminar una moza como es debido.
Aquí tenéis la suma de 15 apasionados de la fotografía, un crack
mediático (el profe) y cuatro pedazo de bellezones (las modelos y la maquilladora)
¡Espero que os haya parecido interesante, un abrazo a todos!