Uno de los objetos más bellos jamás creados

Aún recuerdo la cara de mi profesor Javier San Martín (una verdadera eminencia, reconozco que para mí fue un verdadero honor asistir a sus clases) cuando un día, antes de empezar la clase magistral (no recuerdo exactamente sobre qué, pero me suena que tal vez fuese sobre Beuys), nos leyó un apunte sobre el objeto más redondo que jamás había sido creado, y aun recuerdo cómo tuvimos un pequeño debate sobre el tema. Así que cuando he leido el post que Microsiervos le dedica, no he podido evitar recordarlo con cierto cariño. No se lo que pensaréis vosotros, pero cuando yo pienso en los niveles de precisión atómicos que se han alcanzado en la construcción de este objeto, en que algo tan insignificante alcance semejante nivel de perfección, reconozco que algo dentro de mí se mueve, como si estuviese delante de un precipicio. ¡Supongo que será una versión pequeñita del Síndrome de Stendhal!
Espero que os guste, ¡un abrazo muy fuerte!