8.3.09

Bacon en el Prado

La primera vez que oí que iban a hacer una monográfica monumental de Francis Bacon en el Museo del Prado no daba crédito a mis oidos. Hay que reconocer que quienes seguimos aunque sea de pasada este mundillo de los grandes museos y sus politiqueos, no dejamos de sorprendernos por lo curioso de su beligerancia. Los altos cargos de los museos anteponen sus enormes egos y hacen propuestas arriesgadas con el ánimo de destacar, muchas veces a costa de los gustos del público, y otras veces a costa del buen nombre de la entidad a la que representan. El caso más escandaloso sin duda ha sido el del Reina Sofía, que con los contínuos cambios en su dirección llenó muchas páginas de las revistas del mundillo (discúlpenme por no utilizar palabras mucho más altisonantes, pero sigo sin compartir el halo de esoterismo complaciente que tanto daño ha hecho al mundo del arte) y en el caso de la presente exposición mucho me temía que sería otro alarde de ego de un comisario al que se le habría ido la pinza. ¿Un artista contemporáneo en el Museo del Prado? ¡Sacrilegio! Al menos el artista ya estaba muerto, porque digo yo que no llegarán a atreverse a exponer la obra de un artista vivo en la que es una de las pinacotecas más importantes del mundo, dentro de su especialidad, que es el arte clásico, y especialmente los periodos comprendidos entre el renacimiento y el romanticismo, con especial énfasis en el barroco. ¿A qué viene una exposición como ésta, cuando en Madrid existen otros grandes museos, también imprescindibles en el panorama internacional, que hubieran sido un marco mucho más adecuado?

Pero siempre se debe dar un voto de confianza, y por esa razón antes de emitir un juicio, hay que ir a ver la exposición, ver con qué nos encontramos, y entonces, con los datos encima de la mesa, ya podremos posicionarnos.
Pero empecemos por el principio. Bacon es uno de los artistas más importantes e influyentes de todo el siglo XX. No merece la pena profundizar más de la cuenta aquí, pues ya existe numerosa bibliografía sobre él, empezando por la que podemos encontrar en Wikipedia. Tuvo una infancia muy dura, con un asma crónico que le impidió ir a la escuela. De familia ultraconservadora, su padre le echó de casa a los 16 años por manifestar sus tendencias homosexuales. En Francia conoció la pintura de Picasso y de Poussin. Hasta 1944 no alcanzó la fama con su pintura. Fue "3 figuras debajo de una crucifixión" (es la imagen que encabeza este artículo) la que le encumbra. A partir de ahí, desarrolló un estilo pictórico muy personal, bastante inclasificable, aunque podríamos hablar de una figuración expresionista. Personalmente, me gusta más hablar de un surrealismo expresionista. Su pintura se caracteriza por la representación de la figura humana, deformada y modulada según la intención del artista, que trabajaba de forma obsesiva sobre la muerte en vida, sobre las máscaras, sobre lo que somos y lo que que parece que somos. Un contínuo juego de planos, de subplanos, de máscaras y de miedos internos en unas pinturas que parecen escapar al control del artista.
Las influencias más importantes de Bacon son al principio Munch y Van Gogh, por la pincelada y el uso del color, pero pronto evoluciona hacia un estilo más personal y absolutamente único.

Y es aquí donde encontramos la verdadera razón por la cual el Prado acoge una muestra como esta. Los autores que más han influido en la obra de Bacon son Goya, y Velázquez. Goya, por sus pinturas oscuras, sus máscaras, sus pesadillas, su enfermiza visión de la realidad, pero también por su técnica, soberbia. En numerosos cuadros observamos cómo Bacon pinta sobre lienzos imprimados en naranja, como hiciera el maestro maño. Y en Velázquez, por el uso de los espejos, que de forma genial introducen al espectador en el cuadro, sin saber si lo que ve es un retrato de otro o de uno mismo. Por el uso del espacio. Por la concepción barroca de la pintura narrativa. No es casual que durante su vida Bacon visitara innumerables ocasiones el museo del Prado, incluso en visitas privadas, para ver a sus maestros.

Sin embargo no todo en la pintura de Bacon son influencias externas. Sus miedos y sus intereses se manifiestan en su pintura, sin olvidar que tuvo una vida amorosa compleja y dura. A diferencia de Warhol, Bacon no era precisamente un autor excéntrico y dado a los escándalos, antes todo lo contrario. Sobrio en el vestir y de costumbres austeras, tuvo varios romances, algunos más difíciles (su primera pareja, Gerge Dyer, terminó suicidándose con barbitúricos) y otras más estables. Tanto la sexualidad como estas complejas relaciones influyeron en la oscura obra del autor.

¿Y de la exposición en sí? Pues que es soberbia. Se trata de una exposición itinerante que ya ha pasado por la Tate de Londres y el Metropolitano de New York, y que presenta unas 60 obras, todas ellas de primerísimo nivel, y que son una muestra impactante de la obra del autor. Sin duda una de esas exposiciones monográficas que merece la pena ver una y otra vez, y que hacen que, en el futuro, cuando vayas a un museo y veas una obra de Bacon, puedas decir, "esta ya la vi en aquella exposción magistral en el Prado".

Por todas estas razones, creo que ha sido un gran acierto realizar la muestra, que el museo del Prado es un marco inmejorable para realzar las cualidades de la obra de Bacon, y que, de no haber estado ubicada allí, resultaría mucho más complejo ver las referencias y las similitudes entre la obra de Bacon y la de los clásicos españoles. Las obras de Bacon, de Goya y de Velázquez ganan fuerza, se reinterpretan y se reinventan, como si entre los tres, de tres épocas tan distantes, creasen una trinidad, unida por los planos y por los pinceles, por las dificultades de cada uno, pero sobre todo por lo genial de todos ellos.

A continuación dejo unos enlaces donde se pueden leer algunos artículos y obtener información sobre la muestra. Si tenéis ocasión de ir a verla, me contáis. ¡Un abrazo muy fuerte a todos y a todas!

1 comentario:

maite dijo...

Me ha gustado mucho tu artículo, entran ganas de ir a Madrid a ver la exposición,en mi próxima visita no dudaré en ir a ver la explsición, gracias por dedicar tu tiempo a extender la belleza.
un beso.

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