14.7.08

PE08: W. Eugene Smith en el teatro Fernán Gómez
















Hace más o menos tres semanas que fui a ver esta exposición de W. Eugene Smith. Me resultó tan pregnante, tan profunda, que he tenido que esperar tres semanas a poder digerirla y encauzar mi rumbo de pensamientos antes de hacer una reseña sobre la misma. Ahora siento que ya la he digerido, y que estoy preparado para explicar el porqué me impresionó tanto.

Pero vamos por orden, lo primero es explicar que el señor William Eugene Smith era un fotógrafo, especializado en el reportaje fotográfico, y considerado uno de los fotógrafos más influyentes de la historia en su campo. Inició su carrera trabajando para varias revistas, pero fue la revista "Life" la que le sirvió para consolidarse y desarrollar su propio lenguaje. Era conocido por su perfeccionismo, lo que unido a una personalidad obsesiva le traería grandes problemas a lo largo de su vida. Su entrega a su trabajo era total. Durante la guerra mundial sufrió heridas que lo manutivieron postrado en una cama, y solo su fuerza de voluntad y su necesidad de seguir fotografiando le hicieron superarlo. Toda su energía la dedicó a la observación, pero no una observación científica y neutra sino controlada, de tal forma que con sus imágenes podía transmitir las sensaciones que a él le interesaban.

Existe abundante información en internet sobre Eugene Smith, a continuación os dejo unos pocos enlaces, pero es fácil encontrar muchas más imágenes muy interesantes sobre el autor.

· Eugene Smith en la wikipedia
· esmadrid.com
· El ángel Caído, comentario de Manuel Rodríguez
· Photoespaña

En la muestra que se puede ver en el teatro Fernán Gómez se puede ver una retrospectiva de la obra del autor, con algunas piezas que no se exhibían al público desde hace décadas. Se divide en secciones.

La primera sección la dedica a un pueblo español. En la época de Franco, y como crítica al mismo, constata el estado casi primitivo de un pueblo en España.

La segunda sección la dedica a la figura de un médico, en un pequeño pueblo de EEUU, siguiéndole durante un mes, y observando el cuidado que dedica a las gentes, y a la comunidad, y también la forma en la que éstos le tratan a él.

La tercera sección la dedica a la figura de una comadrona negra también en EEUU, observando y acompañándola a todas partes, y viendo como la mujer hace no solo de comadrona, sino también de enfermera, maestra, cuidadora de niños, cocinera, etc.

La cuarta sección la dedica a un alemán que trabaja en África creando escuelas y haciendo labores humanitarias.

La quinta sección, y tal vez la más interesante desde el punto de vista visual, está dedicada a la época en la que trabajó sobre Pittsburg, su trabajo más importante y monumental, que por desgracia nunca llegó a terminar. En esta sección se pueden ver las que bajo mi punto de vista son las fotografías más interesantes desde el punto de vista plástico, y además se observa el proceso de preparación no solo de las fotografías sino también de la maquetación de su libro.

En la última sección se puede observar una recopilación de varias series, entre las que destacan la de Minamata, un reportaje-denuncia en la que Eugene Smith fue a un pueblo de Japón donde se producían vertidos de mercurio en un lago del que luego bebían los habitantes. A esta serie pertenece una de sus fotografías más conocidas, la de "Tomoko tomándose su baño".

Lo que más me impresionó de este autor fue su entera implicación en cada trabajo que hacía. En lugar de un observador pasivo, él se implicaba, buscando los valores más profundos del espíritu humano, como la nobleza, o la devoción y empeño que ponían en su trabajo tanto el médico como la comadrona, convirtiéndolos en auténticos ejemplos y referencias. Eso me hizo reflexionar sobre las personas a las que idolatramos en la actualidad, personas vacías como cascarones, que solo tienen belleza. Que en lugar de implicarse con la comunidad miran solamente por su propio beneficio. En lugar del concepto de grupo, estamos en la sociedad del individualismo. En lugar de querer ver los problemas de verdad, nos centramos en pequeñeces que realmente no nos afectan, pero que nos hacen sentir bien. No nos implicamos realmente en nada, no sacrificamos nada, no renunciamos a nada. Esa libertad de juzgar que hemos perdido por la sociedad mediatizada en la que nadie se atreve a tener una opinión propia, esa super importancia del objeto o del físico por encima del sujeto o de la persona. Cuando salí de la exposición mi cabeza ardía con todos estos pensamientos, y meditaba sobre la necesidad de que lo que nosotros hagamos, aunque solo sean fotos, sirva para otras personas, y no nos centremos tanto en lo nuestro, en el super-ego. O por lo menos que no cerremos los ojos, que no nos neguemos a mirar a nuestro alrededor. Y que recordemos y nos esforcemos muchísimo por averiguar cuáles son nuestros valores, que sepamos reconocer las virtudes de los demás, pero lo más importante, que no nos dejemos deslumbrar por bombillas potentes pero vacías.

Ya digo que a veces depende del estado de ánimo del espectador más que de la exposición en sí misma, pero a mí esta exposición me impresionó, y me recordó lo cercano que puede estar el arte del mundo real, y lo útil que puede ser para la sociedad. Espero que si tenéis la oportunidad de ver esta exposición no os la perdáis. ¡Un abrazo a todos!

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