29.3.09

faustoArt Cinema: Ultimatum a la Tierra (1951; 2008)

AVISO: Esta crítica contiene SPOILERS. Está dirigida a personas que hayan visto la película, o a personas que sienten interés por ella y no les importe que el argumento les sea revelado, dado que la intención de la misma es realizar un análisis de sus puntos clave, y sería imposible hacerlo si no se puede aludir directamente a alguna escena o situación concreta)


Ultimatum al Buen Gusto

Hoy vamos a jugar a las siete diferencias. Y por qué vamos a hacer eso si esto se supone que es una crítica de cine? Pues muy fácil, porque el otro día pude ver con gran ilusión “The Day The Earth Stood Still”, traducida al castellano como Ultimatum a la Tierra, y como terminé con la mandíbula desencajada y horrorizado ante semejante esperpento de película (estuve a punto de hacer una crítica de una sola palabra: “horrible”), tuve que ir corriendo a ver la versión original, para ver si eso me arrojaba algo de luz.

Pero como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.

Ultimatum a la Tierra es una película estrenada en 2008 y que es un remake de la película del mismo nombre del año 1951. El resumen del argumento es que una nave alienígena llega a la tierra, y de ella sale un señor, que quiere hablar con los grandes líderes de la tierra para transmitirles un importante mensaje. Ante la inepta burocracia, el señor (que se llama Klaatu, por cierto) se empieza a enfadar, y empieza a pensar que no merece la pena ni siquiera transmitir el mensaje, pero por casualidad se encuentra a una eminencia científica, que hace que cambie de parecer, transmita su mensaje y se vaya.

Cuando yo oigo hablar de remakes, normalmente me hecho a temblar, sin excepción. En el mundo del arte es muy habitual oir hablar de remakes, de homenajes, de revisiones, de revisitas, etc, y si bien es cierto que en algunos casos merecen realmente la pena (como las “meninas” de Picasso, por poner un ejemplo) es bien cierto que en un alto porcentaje de ocasiones, no es más que una mera excusa para “no pensar”. De acuerdo, esto es una generalización demasiado amplia, y en la mayoría de los casos, la nueva obra aporta algo que merece la pena, aunque sea muy poquito. Y además, es cierto que en el arte, el metadiálogo entre artistas puede comprender obras realmente distantes entre sí en el tiempo, a veces incluso cientos de años. Así que dentro de lo que cabe, se entiende.

Pero cuando los remakes aparecen en el mundo del cine... dios mío, hay que echarse a temblar, directamente. Y es que Hollywood está en plena decadencia, ha entrado en una espiral de repeticiones y más repeticiones, y si bien durante los años 90 hubo un importante boom a partir de la evolución audiovisual, en los últimos 10 años la cosa ha ido a menos, y hoy por hoy es dificilísimo mantener la atención de las masas y atraerlas a las salas de cine. Aunque es un debate apasionante, no quiero entrar en más detalles ahora, y me conformo con observar que Hollywood no tiene ideas, y que está perdiendo terreno a pasos agigantados frente a los nuevos medios de masas, como internet o los videojuegos. Y se agarra a cualquier posibilidad que tiene a tiro, y de ahí que aparezcan esperpénticos remakes como el que nos ocupa. Aunque hay muchos ejemplos divertidos, me conformo esta vez con mencionar la horrorosa Vainilla Sky de Tom Cruise, el remake de Abre los Ojos de Amenabar, en la que todo, absolutamente todo lo que era bueno en la segunda, se perdió en la primera. Ver para creer, vamos.

Pues este caso de Ultimatum a la tierra es del mismo perfil. Si ves esa película, cuando acaba dices, bueno, es una película malísima, y he perdido dos horas de mi valioso tiempo. Pero es que si encima ves la versión de 1951, entonces lo que haces es echarte las manos a la cabeza, y cuestionarte seriamente la lucidez de las mentes ¿pensantes? que planearon semejante desaguisado.

Y es que todo lo que hacía buena la película de 1951, se transforma en horror en esta versión. Todo lo que podía haber sido mejorado, se ha malinterpretado para convertirse en incoherente, y cualquier posibilidad de sacar una buena película de aquí, se perdió en el preciso instante en que los productores entraron en escena.

Y es que, qué desconocida es la figura del productor en el cine actual. La gente habla del director, de los actores, hasta de la empresa que ha hecho los efectos especiales, pero nadie habla del productor. El productor es un ser en las sombras, que lo que hace es poner la pasta. Y como pone pasta, quiere producir pasta. Y como vivimos en el mundo que vivimos, en el que todos sabemos más que nadie, el productor es el que dicta las condiciones en base a las cuales se presta su valioso dinero. Así nace una nueva forma de cine, al que yo llamo el “cine de producción”. ¿Cuál es el criterio que se sigue para realizar una película como esta? Pues un criterio similar al que se sigue en publicidad.

Se elige, antes siquiera de decidir el guión, los actores, o lo que sea, el público objetivo. Este dato se obtiene en base a los diferentes grupos sociales que van a consumir tú producto. A esto añades una análisis de la competencia, y a partir de ahí determinas un producto p que debe salir en un momento t. Así que en base a ese criterio, empiezas a hacer como los políticos. Si quieres que tú película sea bien valorada por el grupo a, digamos, colectivo de raza negra, pones un niño negro. Para el grupo b, léase mujeres jóvenes trabajadoras, pones una mujer fuerte de protagonista. Y para el grupo c, mujeres adultas, eliges una ejecutiva agresiva. Así vas determinando cada uno de los aspectos de la película. Para el grupo n, amantes de la música, pones un compositor de moda. El grupo n' es el de los amantes de los coches mustang, así que pones un mustang. Y el divertido colectivo de los ecologistas, el grupo n'', así que mensaje apocalíptico de calentamiento global al canto. Y los datos que obtienes, los metes todos en una fantástica computadora, que te saca un producto matemáticamente perfecto, pero que, hay amigos, aquí es donde está la gracia, carece de todo tipo de coherencia, y lo más importante de todo, de cualquier tipo de interés para cualquiera de estos colectivos, dado que ninguno de ellos se siente a gusto con el grotesco producto que sale de la chistera del orgulloso productor. Ejemplos maravillosos de cine de productor (nótese cierta mofa en la frase) son las patéticas secuelas de The Matrix, con Joel Silver detrás, o la horripilante “Policías Rebeldes II” de otro genio del tema, Jerry Bruckheimer.


Pero al problema del “cine de productor” hay que añadirle la crisis de ideas de Hollywood, así que al producto hay que ajustarle un guión como sea, y como no encontramos otro, ponemos uno de cine clásico. Pensamos que, como La Guerra de los Mundos, o King Kong, han funcionado bien, nosotros también podemos hacerlo, no?

Pues no, señores, no. No con el enfoque que han elegido ustedes.

Vamos a observar algunas diferencias que existen entre las dos versiones, la de 1951 y la de 2008, y así nos podremos hacer una idea más clara del horror con que nos movemos.

La diferencia más importante es el enfoque de la amenaza alienígena. En la primera, es la amenaza nuclear, en plena guerra fría, la que hace que seamos visitados y amenazados. Si siguen con la carrera militar, les matamos, así que, ojito!!! Todo clarito, fácil y simple, al gusto del cine clásico. En la película actual, como eso ya no da miedo, tenemos que elegir otro criterio, y buscamos lo que más miedo da. Y claro, sale la crisis económica, pero eso a los marcianos les da igual, así que buscamos otra. Ya se, dice un iluminado, la ecología! El calentamiento global! Así que viene un marciano, y nos suelta lo de, “claro, es que si la raza humana sigue existiendo, el planeta tierra puede desaparecer, pero si la raza humana desparece, el planeta va a seguir existiendo”. Pues nada nada, todos asustados y a dejar de usar sprays, porque si los seguimos usando un día la tierra va a hacer “plop”, y va a desparecer de golpe. Francamente patético, si el motivo principal de la película es así de etéreo, se puede imaginar como es el resto.

Lo siguiente que choca, los personajes. Vamos a comparar algunos de ellos, que servirán a la perfección como ejemplo. El primero de ellos, el protagonista, en la película de los 50 es un señor normal, que pasaría perfectamente desapercibido. Es educado, elegante, y se limita a hablar con otras personas para conocerlas, y así hacerse una idea de cómo es la raza humana. En la actual, Keanu Reeves, disfrazado de Constantine, sale a la calle diciendo cosas raras, y amenazando a todo el mundo con arrasar la tierra. Sin comentarios. El político burócrata que recibe al marciano es un hombre elgante, tranquilo, y educado, que sigue un orden jerárquico, y que escucha al visitante en la película de los 50. En la actual, es una señora histérica, desagradable y necia, que lo primero que hace es meter al marciano en un laboratorio para diseccionarlo. En la original, un niño boy scout, se hace amigo de Klaatu, y este ve en la inocencia del niño cuánto merece la pena la raza humana. En la actual, un niño absolutamente repelente, (que como curiosidad es el hijo negro de una mujer blanca viuda, por cierto) lo único que hace es demostrar al alienígena por qué la raza humana debe ser debastada (si yo hubiera sido el alien, ni te cuento lo que hubiera durado la raza humana, vamos). Así, vamos descubriendo uno por uno a los personajes. Coherentes y tranquilos en la original, cutres, simplones y caricaturizados en la moderna. Patético, vamos.

Otro ejemplo a resaltar dentro de las diferencias, siguiendo con lo anterior, es el de la visión que se ofrece sobre la comunidad científica. En la película antigua, son personas normales, mientras que en la actual, eligen el típico elenco de estereotipos bizarros. El experto nuclear ruso, el típico experto en guerra química iraní... Vamos, lo normal, porque al fin y al cabo, ¿acaso existen científicos normales? :D Pero no solo eso, sino que en el cine actual, y sobre todo desde Parque Jurásico en adelante, las películas parecen necesitar tener una base científica mucho más “realista” que en los años 50, donde se daba por válida casi cualquier cosa con tal de que la historia mereciese ser contada. Hoy por hoy, ya no es así, y la película entra en incontables contradicciones que la hacen parecer un truco de magia barato, mal endémico del cine actual como ya he dicho. Un ejemplo. La raza alienígena cuenta con una tecnología de clonación hiperavanzada y pueden crear un ser humano hiperavanzado gracias a ella. Pero luego, necesita a modo de arca de noé, recoger muestras de todas las razas vivas de la tierra, para poder clonarlas (!?!?) en lugar de tomar unas muestras de tejido y ya está. Bueno, pues como esas, un montón.

Un último dato a comparar es el del acabado visual. Es llamativo que, una película que alardea de efectos especiales, presente probablemente su mayor problema en su conjunto visual. En la versión de los años 50 son muy conscientes de sus limitaciones, y presentan un aspecto visual austero, pero eficaz. Sí, vale, de acuerdo, tiene sus puntos divertidos (sale un “gigantesco autómata que es un señor disfrazado y mide como mucho dos metros y medio :D) pero a cambio presenta una coherencia perfecta, sin hacer grandes alardes. A cambio, presenta unos planos bien estudiados, con una fotografía muy original. Películas como la reciente Armageddon llegan a homenajear a esta película con la escena de las personas escuchando la radio en distintos lugares del mundo.
Sin embargo, la presente peca de esa necesidad del cine actual de sacar su arsenal de fuegos artificiales. Así que frente al platillo volante de la antigua, aquí aparece una bola enorme hecha por ordenador. Frente al autómata pequeñín, aquí aparece un robot de 6 metros de alto... con forma humana, por cierto, se ve que los alienígenas están obsesionados con hacerlo todo bien antropomórfico, supongo que por cuestión de moda alien, digo yo. Y frente a la amenaza alienigena, que consiste en un apagón selectivo de 30 minutos exactos en la original a escala planetaria, como quedaba poco espectacular, aquí se convierte en una nube de insectos (WTF!!!!) que puede acabar con un camión (escena para el trailer, claro está) en cuestión de segundos, pero que a un ser humano tarda horas en matarlo, de forma que el alienígena los pueda salvar.

Y así una detrás de otra. Como se puede observar, y como conclusión, solo recomiendo esta película a seguidores del Núcleo, ya que la película es del mismo perfil exactamente. Mala, aun más mala, sin ningún elemento siquiera un poco salvable, incoherente, esperpéntica en general, con un mensaje cutre metido con calzador, con unos actores que tal vez sean buenos pero que en esta ocasión no lo demuestran, ni mucho menos, y con un acabado audiovisual demasiado ambicioso pero muy mal resuelto. Yo creo que con esto queda todo dicho. Si podéis evitarla, hacedlo. Si la queréis ver si o si, pensad que estáis advertidos. Y si queréis ver una peli que tal vez os sorprenda, entonces optad por la versión de 1951. Qué curioso. Normalmente opino que el cine clásico está muy sobrevalorado, y normalmente odio a los críticos que le dan un +X a una película solo por ser antigua. No es el caso, ya lo se, pero me llama la atención cómo han podido generar un esperpento semejante a partir de una buena idea y un buen referente.

Sin darle más vueltas, me pongo con la siguiente, porque yo creo que, de esta, ya ha quedado todo dicho. ¡Un abrazo a todos y a todas!


4 comentarios:

Buda dijo...

Yo solo he visto la versión original. Estaba pensando en ver esta, pero tal y como la pones... la voy a ver fijo! :D

faustoArt dijo...

jajajaja
hombre, si has visto la antigua, aunque solo sea por comparar, merece la pena, sin duda. ¡Al menos te echarás unas risas, eso fijo!

Piedras dijo...

Sólo quiero decir dos cosas:
1) Preguntas si es que no hay científicos normales. Yo soy científico. La pregunta anterior sobra.

2) Dices que es para seguidores de El Núcleo. ¿Te reiste con "Ultimatum..."? ¿No? Entonces no es para seguidores del Núcleo.

faustoArt dijo...

y yo te las contesto ambas:
1) Pregunto si es que no hay científicos normales. Tú eres científico. La pregunta sigue siendo exactamente igual de válida ;D
2) Claro que me reí con Ultimatum, aunque no tanto como con el núcleo, una de las mejores comedias jamás creadas, pero me reí con Ultimatum porque fui capaz de reirme con el Núcleo. Si alguien no se rió con el Núcleo, ¡mejor que huya de esta!!! :D

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